JUEVES SANTO
(Jn 13, 1-15)
“… y habiendo amado a los suyos que estaban
en el mundo, los amó hasta el extremo”
La
fiesta de hoy es la entrada en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, el
Señor. Las celebraciones propiamente pascuales serán las del Viernes Santo, la
Solemnísima Vigilia Pascual el Sábado Santo por la noche hasta el Domingo.
La
conmemoración de la cena del Señor con los apóstoles, condensa para la Iglesia,
varios elementos básicos de la vida cristiana: la Eucaristía, cuya institución
celebramos hoy; el misterio – servicio y el mandamiento del amor o la “caridad”
(palabra que hemos destrozado, porque significa amar como Dios ama)
La
narración que hace Juan, de la cena del Señor es muy diferente de la que hacen
los otros evangelistas. La Iglesia ha integrado ambas tradiciones, acentuando
así la vinculación indisoluble que hay entre los diversos elementos que
constituyen la vida cristiana y que, sacramentalmente, se viven en la
celebración de la Eucaristía.
La
institución de la Eucaristía en este día viene en el relato paulino en la
primera carta a los Corintios, 23-26, que es el más antiguo dentro de la
tradición literaria del Nuevo Testamento; los relatos sinópticos de Marcos,
Mateo y Lucas, son bastante posteriores a esta carta. Tenemos aquí el relato
más antiguo de la Institución de la Eucaristía.
En
la aportación de Pablo al tema de la Eucaristía, hay tres aspectos que
podríamos subrayar:
a)
La dimensión cristológica, es decir, la
afirmación de la presencia real del Señor resucitado en el misterio del pan y
el vino consagrados;
b)
La dimensión pascual, o actualización
sacramental del misterio de la muerte y resurrección de Jesús; y
c)
La dimensión escatológica, en cuanto la
Eucaristía es signo y anticipo de la definitiva paz y unidad, que tendrá lugar
cuando se consume la historia de la
salvación.
Pero
hay otra aportación más específicamente paulina y que podríamos llamar la
dimensión eclesial y la dimensión ético – moral de la Eucaristía. Nadie como
Pablo ha puesto tan de relieve el papel que la Eucaristía juega en la vida de
la Iglesia. En la Eucaristía ve la más fuerte exigencia de vivencia fraterna y
de comunión eclesial. Porque la Eucaristía es participar todos del mismo pan y
del mismo cáliz.
El
evangelista San Juan, pone le mandato del Señor sobre la caridad fraterna, en
el lavatorio de los pies y el contexto de la última cena, como queriendo
expresar el significado del gesto con la Eucaristía. Podemos distinguir tres
partes en el relato:
a)
Una breve introducción en la que se resalta el
significado profundo de lo que Jesús va a realizar: “antes de la fiesta de
Pascua y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo” (Jn 13, 1)
b)
La descripción del gesto con la incomprensión y
las reacciones de Pedro. Relato no exento de dramatismo: el Señor toma el lugar
de esclavo, de servidor. La acción de lavar los pies, evoca algunas palabras de
Jesús recogidas por los sinópticos: “Yo estoy en medio de vosotros como el que
sirve” (Lc 22, 27); “El Señor… se cernirá, los hará sentar a la mesa y les irá
sirviendo” (Lc 12, 35-38).
c)
La conclusión: ¿Comprenden lo que acabo de hacer
con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien porque lo soy.
Pues si Yo que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes
deben lavarse los pies unos a otros; les he dado ejemplo para que lo que yo he
hecho con ustedes, también ustedes lo hagan” (Jn 13, 12-15)
La expresión “lo que Yo he hecho con ustedes (v15), indica lo
que tiene que ser la vida del discípulo: dejarse moldear según Jesús, amar como
Él, “les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros como yo los
he amado” (Jn 13, 24) y dar la vida como Él, “en esto hemos conocido el amor;
en que Él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestras vidas
por el hermano” (1Jn 3,16)
No cabe duda que el
Jueves Santo es el gran pórtico que nos introduce en el misterio de la Pascua.
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