jueves, 19 de diciembre de 2013

Al encuentro con la Palabra


Domingo III de Adviento (Mt 11,2-11)
"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?".

 Hasta la presión de Maqueronte, donde está encerrado por Antipas, le llegan al Bautista noticias de Jesús. Lo que oye le deja desconcertado. No responde a sus expectativas. Él espera un Mesías que se imponga con la fuerza terrible del juicio de Dios, salvando a quienes han acogido su bautismo y condenando a quienes lo han rechazado. ¿Quién es Jesús?

 Para salir de dudas, encarga a dos discípulos que pregunten a Jesús sobre su verdadera identidad: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?". La pregunta era decisiva en los primeros momentos del cristianismo.

 La respuesta de Jesús no es teórica sino muy concreta y precisa: "Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo". Le preguntan por su identidad, y Jesús les responde con su actuación curadora. Las "obras" que presenta a los enviados del bautista no sin gestos justicieros, sino servicio liberador a los que necesitan vida. El gesto que mejor descubre su verdadera identidad es su tarea de curar, sanar y liberar la vida

 Para conocer a Jesús, lo mejor es ver a quiénes se acerca y a qué se dedica. Para captar bien su identidad no basta confesar teóricamente que es el Mesías, Hijo de Dios. Es necesario sintonizar con su modo de ser Mesías, que no es otro sino el de aliviar el sufrimiento, curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres. La vida de Jesús es la de alguien cercano a los necesitados; de aun hombre en el que se encarna Dios para salvar a sus hijos e hijas del mal.
 
Señor Jesús, ahora que nos encaminamos para contemplar tu encarnación ayúdanos para no quedarnos desde nuestra experiencia de fe en la superficialidad festiva de la Navidad. Inspirados en este evangelio con humildad te pedimos que si nos encuentras ciegos, nos des la vista para reconocerte presente en nuestra historia; si estamos cojos por nuestro ensimismamiento y egoísmo nos des la capacidad de andar para servir a los demás; si estamos como leprosos lacerados por nuestros problemas nos des Sabiduría para salir adelante; si nos encontramos sordos, nos des la capacidad de escuchar tu voz y el sufrimiento de los demás para  hacernos solidarios y hermanos; si estamos en la fe a punto de fenecer, danos confianza y esperanza para que la vivamos con entereza; y reconociendo tu grandeza ante nuestra pobreza, no dejes de ser para nosotros anuncio de buena nueva.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario