I Domingo de Cuaresma (Mc 1, 12-15)
“Jesús, guiado por la Palabra y fortalecido por el Espíritu, vence la tentación”
La cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación hacia Aquel que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que El mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacia la alegría intensa de la Pascua(Benedicto XVI).
El miércoles de ceniza iniciamos una nueva cuaresma y lo hicimos con un gesto muy significativos: pusimos ceniza sobre nuestra cabeza; con esto quisimos expresar nuestro propósito de entrar en un proceso de conversión de cambio profundo en nuestra vida, para que guiados por la Palabra, seguir a Cristo y vivir con el misterio de su Pascua.
En este primer Domingo de cuaresma contemplamos a Jesús que después de haber sido bautizado por Juan Bautista en el rio Jordán, es impulsado por el Espíritu al desierto. El desierto en la escritura es considerado en una doble perspectiva:
-Lugar donde se realiza una experiencia de intimidad con Dios.
-Lugar de la prueba, de la tentación, donde se pone al descubierto lo que esta en el fondo del corazón del hombre.
La página de Marcos se refiere a esta doble perspectiva. Jesús intuye que es el momento de empezar su ministerio ¿Cómo? ¿En dónde? Esto lo va a ir descubriendo en la intimidad con su Padre. Ahí va a ir descubriendo que el camino mesiánico no va como lo espera la mayoría del pueblo judío, como un mesías poderoso y triunfador, sino por el camino del siervo de Yahvé, el siervo sufriente descrito en los cuatro cánticos del profeta Isaías.
Es también en el desierto donde Jesús va tener que enfrentar la tentación. Por que en definitiva ¿Qué es la tentación? Toda propuesta, que a veces incluso se presenta como muy seductora y que intenta apartarnos del camino de Dios, del proyecto de vida que Dios tiene para nosotros.
El Evangelista Marcos es muy escueto en la descripción de la estancia de Jesús en el desierto; no describe el contenido de la tentación. Mateo y Lucas si lo hacen, son mas explícitos al narrar las tres tentaciones, que en el fondo no son sino un camino diferente de realizar su mesianismo, aquel que Jesús ha descubierto en la intimidad del dialogo con su Padre, y Jesús guiado por la Palabra y fortalecido por el Espíritu vence la tentación. Además Jesús va a enfrentar la tentación no únicamente en el desierto, sino a lo largo de toda su vida. Recordemos el episodio de Cesarea de Filipo , cuando después de la profesión de fe de Pedro, Jesús anuncia por primera vez el misterio de su pasión, muerte y resurrección, Pedro se escandaliza y llevándolo aparte trata de disuadirlo. La respuesta de Jesús es tajante “Retírate de mi satanás por que tu piensas según los hombres y no según Dios“ y en el momento supremo de la cruz, la multitud le grita “Si realmente eres hijo de Dios baja de la cruz y creeremos en ti” Y Jesús no bajó de la cruz
¿Qué nos dice el evangelio en este primer Domingo de Cuaresma? Para nosotros la lección resulta bastante transparente: el camino cuaresmal que nos lleva a la Pascua no es un camino fácil; el hombre, guiado por el Espíritu, debe afrontar una lucha interior contra las fuerzas del mal que podrían desviarle de la línea de su vocación de hijo de Dios, del proyecto de vida que Dios tiene sobre él. Jesús, vencedor de la tentación, es un llamado a la esperanza de que guiados y fortalecidos por el mismo Espíritu podremos vencer la tentación.
El Evangelio de hoy, termina narrando el inicio del ministerio de Jesús. Tres cosas:
- “Se ha cumplido el tiempo”. Ya no hay que esperar más, la promesa es realidad.
- “El Reino de Dios está cerca” . Lo esperado durante siglos ya está en medio de ustedes
- Una conclusión que se convierte en una exigencia: “Conviértanse y crean en el Evangelio”
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