lunes, 22 de octubre de 2012

Al encuentro con la Palabra

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Domingo Mundial de las Misiones (Mt 28, 16-20)
“Y sepan que Yo estaré con Ustedes todos los días hasta el fin del mundo
Hoy celebramos el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND). En este día de modo muy especial, hacemos un acto de comunión en el que nos unimos con toda la Iglesia en la oración por su acción misionera en el mundo. Del mismo modo hacemos un acto de corresponsabilidad desde nuestra aportación económica en la colecta de todas las eucaristías de este domingo. Por tal motivo, se interrumpe la narración marcana que del Evangelio veníamos haciendo, para dejarnos enriquecer por el relato mateano.
Este pasaje, verdaderamente ofrece una serie de claves que recapitulan los temas más importantes del evangelio de Mateo.
La mención de Galilea entonces (v. 16), hace referencia inmediata al monte de las tentaciones (4, 8-10); al sermón de la montaña (5-7); y a la trasfiguración (17, 1-8). La mezcla de adoración y duda por parte de los discípulos (v. 17), refiere al dudar de Pedro sobre las aguas (14, 31). La frase “Yo estaré con ustedes” (v. 20), remite al Emmanuel, “Dios con nosotros” (2, 23); a la promesa de estar cuando se reúnen los discípulos (18, 20). Finalmente, la autoridad expresada por parte de Jesús, es un eco de la siguiente: “todo me ha sido entregado por mi Padre” (11, 27).
La resurrección marca una nueva etapa para los seguidores de Jesús. Su presencia perenne será distinta en medio de ellos. Es realmente significativo el envío que hace de sus discípulos. Ellos son ahora los responsables de la misión. La compañía de Jesús directa y efectiva es para siempre y para cualquier circunstancia. El envío misionero de Jesús, trasciende las fronteras temporales y personales de los “Once” (v. 16) y se extiende como invitación para con todo oyente o lector que participe de esta responsabilidad.
La misión es hacer discípulos, es decir, convencer a otros de que sean seguidores de Jesús, que se hagan sus discípulos, es animarlos para que se encuentren con Él (p. e. José de Arimatea; 27, 57). Así pues, el bautismo tiene un mayor sentido, ya que al no referirse a un sacramento tampoco requiere de un ministro específico. Por tanto, el hacer a otros partícipes de la vida de Dios implica de todos la propia responsabilidad.
La enseñanza de los que son enviados, implica un modo especial de enseñar. Se trata de compartir lo que Jesús compartió y de vivir como Jesús vivió. Esto parece estar fuera de las posibilidades humanas, sin embargo, es la permanencia de Jesús es la que evoca sus palabras y expresa su modo de vivir. En los discípulos son innegables las debilidades y las dudas, aún así, cuando crece la claridad para con la gran misión de la que se es parte, es la presencia del Señor Resucitado la certeza de la acción misionera del discípulo.
Señor Jesús, Tú nos has llamado para que estemos contigo y de ti aprendamos, ayúdanos a bien escuchar tus palabras, a guardarlas en nuestro corazón y a ponerlas en práctica. Te damos gracias por este don tan hermoso de hacernos parte de tu misión. Que sea nuestro modo de pensar, de actuar, de sentir, el grito ensordecedor que desde el silencio convoque a muchos hacia Ti. Que la certeza de tu presencia en nuestra vida, nos dé la seguridad para vencer nuestras dudas y titubeos que nuestros condicionamientos y debilidades provocan en nuestra misión, en tu misión.

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