XXX Domingo Ordinario.- Domingo Mundial de las Misiones
“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia”
En este Domingo, interrumpimos la secuencia de textos tomados del Evangelio de Mateo que habíamos venido leyendo, para dar lugar al final de Evangelio de Marcos, ya que el tercer Domingo de Octubre la Iglesia nos invita a celebrar el Domingo Mundial de las Misiones.
El Papa al instituir esta Jornada Mundial de Oración por las Misiones, ha querido dar una sacudida a nuestra Iglesia para la conciencia de su identidad más profunda: La Iglesia “es por su propia naturaleza, misionera puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre” (Vat. II, Deo Ad Gentes, 2).
Cristo es el primer y fundamental misionero “En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene, en que envió al mundo a su Hijo Único para que viviéramos por medio de Él” (1Jn 4, 9) Es el Hijo, enviado del Padre; es el Cristo, el Ungido por El Espíritu para ser Salvador y Redentor, como el Señor Jesús lo afirmó en la sinagoga de Nazareth (cfr. Lc. 4, 18-21)
La Iglesia es misionera porque ella prolonga en el espacio y en el tiempo la misión del Hijo: “Como mi Padre me envió, así también los envío yo” (Jn. 20,21) Nace así la Iglesia bajo el soplo potente del Espíritu Santo, que impulsa a los apóstoles a salir del cenáculo y a comenzar su misión. En el Evangelio de hoy aparece el Resucitado dirigiéndose a los once diciéndoles “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura” (Mc. 16, 15 ss). La Iglesia aparece por tanto desde el primer momento de su constitución, como la comunidad de los discípulos cuya razón de ser es la actuación en el tiempo de la misión del mismo Cristo: la evangelización del mundo.
La misión, por lo mismo, es corresponsabilidad de todos. La misión universal implica a todos, a todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido, sino que es un don que hay que compartir, una buena noticia que hay que comunicar.
El Evangelio de Marcos que leemos este Domingo, subraya aspectos que hay que tomar en cuenta en la manera de realizar la misión. Retomo algunos:
Primero: La misión tiene como origen el encuentro con el Resucitado. Todos los creyentes, estamos llamados a vivir la misma experiencia que vivieron los apóstoles: comunicar no tanto una doctrina sino la experiencia del encuentro con Jesús muerto y resucitado.
Segundo: La universalidad de la misión. Los tres sinópticos acentúan esta universalidad: “Vayan por todo el mundo” “Vayan y enseñen a todas las naciones” La misión tiene un alcance universal “todas las naciones” y “siempre” “Yo estaré con ustedes hasta final de los tiempos”.
Tercero: La misión integra la proclamación del Evangelio y la realización de signos de la presencia del Reino ya presente en el mundo. Signos que tienen que ver con el sobreponerse al vino del mal que aqueja a la humanidad de formas tan diferentes, para ir construyendo el Reino de la Verdad, la Libertad, el Amor y la Justicia, para que así reine la verdadera Paz de Cristo.
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